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Son varias las dimensiones en las que el contenido del currículo para los más capaces puede, y debe. cambiar. Señalo a continuación algunas:
a) Reorganización del contenido de acuerdo con elementos esenciales, como solución a la explosión de conocimientos; esto es particularmente útil para los más aventajados ya que son capaces de explorar y captar el nuevo material rápidamente, como ya sabemos. Esta medida apunta también a la disminución y repetición de ejemplos para interiorizar los conceptos, que es particularmente menos necesaria en los alumnos de mayor capacidad.
Las modificaciones en contenido pueden variar en: el grado de abstracción, la complejidad y la variedad.
Respecto al primero es obvio que un currículo organizado en torno a ideas, teorías, conceptos, etc. es más valioso (y adecuado) que aquél que se organiza sobre información factual. La información concreta es apoyo y ejemplo para los conceptos e ideas.
Por otra parte, el grado de complejidad de las ideas y sus relaciones mutuas también puede ser diversas, lo que constituye un estímulo y reto intelectual graduable para los más capaces.
Finalmente la variedad, que ha sido la dimensión sobre la que han cambiado muchas veces los curriculos, haciéndola sinónima de enriquecimiento.
De acuerdo con lo anterior, se puede afirmar que el trabajo escolar debe estar adecuado tanto en su contenido como en la velocidad de presentación del mismo. Esto que es cierto para cualquier alumno, es particularmente importante para aquéllos de alta capacidad, de lo contrario se corre el riesgo de que pierdan interés y motivación por el trabajo escolar.
b) Utilización de un enfoque integrador que permita establecer conexiones entre diversas materias del currículo. Esta estrategia es típica también de las necesidades de los alumnos más capaces. La interdisciplinariedad es un principio que permite organizar la enseñanza de un modo global alrededor de grandes temas, ideas, etc.
c) Utilizar un sistema diagnóstico-prescriptivo que permita reducir los ejercicios repetitivos y las prácticas superfluas de materiales ya aprendidos. Es típico que en el currículo normal haya un gran solapamiento entre los diferentes temas. Se abusa de un sistema de enseñanza en espiral que obliga a volver sobre temas y conceptos ya sabidos y dominados por los alumnos más capaces, lo que les produce un gran tedio y aburrimiento. Un adecuado uso de la evaluación diagnóstica permitirá individualizar el desarrollo curricular adaptándolo a las necesidades de cada alumno.
d) Organización de los contenidos para facilitar un aprendizaje de valor, que permita a los alumnos adquirir conocimientos que superen la profusión de información factual que se amontona en tantos campos, y que superen en cierto sentido el paso del tiempo. Dos de estas posibilidades serían el estudio biográfico de personas relevantes en diversos campos: cómo se han enfrentado a sus problemas, cómo han superado dificultades, sus características profesionales, etc.; otra estrategia sería el estudio de los métodos utilizados en la investigación en diversos campos, lo que sin duda contribuirá a una mejor compresión de los contenidos de esos campos.
Esto exigirá, en ocasiones, trabajo en equipo de los profesores, voluntad de mejorar su trabajo y preocupación por el desarrollo del potencial de CADA alumno. Por que, insisto, el talento no surge de manera espontánea. Hay que cultivarlo, los contenidos apropiados son una pieza clave.
Tomado de Javier Tourón: "Modificaciones en el contenido curricular para los más capaces" consultado el 24 de octubre de 2021